– No sé qué decirte. Estoy segura de que hay un ruido raro que viene del techo. ¿Por qué no me crees?

– ¿Y qué quieres que haga? ¡Siempre tienes miedo de todo! No lo aguanto más.

– ¡ Nunca me haces caso!

– ¿Cómo puedes decir eso? ¡Joder! ¡Yo siempre te apoyo sí o sí!

Ana y Víctor seguían discutiendo, como solían hacerlo casi todas las noches. Podríamos haber creído que no podían entenderse más. Pero era todo lo contrario. Después de 35 años de vida en común, reñían con tanto amor como se querían. Por supuesto, la angustia de Ana no mejoraba con los años. Y Víctor no ganaba paciencia. Pero el amor entre ellos no se atenuaba.

Pero esta noche, por una vez, Ana tenía razón. Sí, había un ruido en casa. Tres días más tarde, Víctor se daría cuenta de que tenían una colonia de abejas bajo el techo de su casa. ¡Qué miedo el tendría! ¡Y cómo se reiría Ana!